· · · ESTE CURSO SEMBRAREMOS SEMILLAS DE SUEÑOS · · ·
Empezamos el curso con ilusión renovada, la mochila preparada, todo a punto para llenar nuestras aulas, nuestras mentes y nuestros corazones. Pero al igual que todos los inicios, nos invade la curiosidad de cuál será nuestro sueño a cumplir. Nuestro mundo interior nos grita, hay algo más aparte de lo académico que vamos a tener que cultivar. Vamos a ser como una semilla, de alguna manera pequeña e insignificante pero también llena de dones y talentos. Y podemos ver en sus entrañas el germen de un árbol magnífico, el árbol de nuestra propia vida en proceso de desarrollo.
En su pequeñez, cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después. Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol, cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan, expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos, para poder dar lo que tienen que dar. Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol. Y tantas son las semillas como son los sueños secretos.
Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar, echar raíces y darse a luz, morir como semillas… para convertirse en árboles. Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez, que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría de nuestros sueños semilla.
Ellos, los sueños, indican el camino con símbolos y señales de toda clase, en cada hecho, en cada momento, entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres, en los triunfos y en los fracasos. Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos, a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta. Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos…
Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida, las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles, y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas, cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro.
Nada hay que temer en seguir el camino de nuestros sueños, antes que nosotros otros los han conseguido. Tenemos el ejemplo de San Francisco y Madre Francisca que persiguiendo sus sueños fueron sembrando semillitas de Paz y Bien que no solo dieron lugar a un árbol, sino que se han convertido en muchos bosques expandidos por el mundo. Ahora nos toca a nosotros seguir sembrando esas semillas para llenar la tierra de sueños cumplidos.